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La gestión del mantenimiento industrial debe optimizarse de forma continua. Esto permite mejorar el proceso, lo que garantiza que la maquinaria funcionará correctamente, las averías se solucionarán con rapidez y la seguridad de los trabajadores aumentará. Sin embargo, hay que actuar de forma ordenada a través de una serie de pasos preestablecidos.
1. Análisis de la situación inicial.
El primer paso consiste en analizar la situación inicial antes de empezar a planear. Esto permite conocer el estado de la empresa que desea mejorar la gestión del mantenimiento y actuar en consecuencia.
Una auditoría llevada a cabo por profesionales servirá para establecer este punto de inicio. Se evaluará el grado de control administrativo de la gestión, satisfacción de los responsables de las áreas de mantenimiento, cuánto tiempo lleva mantener los diferentes equipos y otros aspectos cruciales.
De esta forma se obtiene una imagen precisa del estado de la empresa y se puede empezar a trabajar en diferentes medidas correctoras para potenciar la gestión. Por descontado, es indispensable detallar los diferentes aspectos mencionados y que estos sean realistas. De otro modo el plan que se trazara no conduciría a resultados positivos.
2. Organizar el personal para crear una estructura de trabajo eficaz.
El objetivo de este paso, una vez se conoce el estado actual de la gestión, es organizar al personal buscando la eficacia. Para conseguir esto se buscarán dos objetivos principales: uso eficiente de los recursos humanos y crear una estructura de trabajo orientada a la consecución de resultados.
En el primer objetivo, se establecerán diferentes grupos de trabajo centrados en varios aspectos del mantenimiento, como es el caso de la prevención y la corrección. Cada grupo estará compuesto por el número necesario de empleados, algo que dependerá de cada empresa, y con una estructura de mando precisa. De esta forma, podrán enfrentarse a su trabajo de forma efectiva, no habrá personal que no haga nada y la cadena de mando permitirá responder de forma flexible a cada eventualidad.
3. Definir funciones de la administración del mantenimiento.
Optimizar el trabajo de los encargados de la administración es crucial, en especial a la hora de clarificar sus atribuciones y que estas sean conocidas por los empleados y grupos de trabajo. Así, es posible la creación de mejores planes de trabajo, su programación y el registro de las diferentes actividades.
Es importante de cara a la mejora de la eficacia que cada empleado tenga claras sus atribuciones. El objetivo que se persigue es evitar redundancias, pérdidas de tiempo y que el trabajo fluya de forma adecuada, lo que garantizará que se cumpla dentro de lo razonable.
Si no se actúa de esta manera, el organigrama del mantenimiento acabará por resultar confuso y las actividades a realizar no se llegarán a hacer de forma adecuada.
4. Análisis y corrección de fallos.
Una vez se ha clarificado la estructura de trabajo y la administración actúa de forma eficaz, llega el momento de establecer formas de analizar los diferentes fallos que surjan y llevar a cabo correcciones para la mejora continua. Esto permite localizar aquellos problemas que persisten en el plan, comprender cómo se han producido y encontrar las soluciones más acertadas.
Así, se creará un círculo virtuoso en el que se localizan los fallos y se solucionan para que el mantenimiento industrial no decaiga en ningún momento.
En definitiva, una correcta gestión del mantenimiento industrial debe estar cimentada en la planificación y la búsqueda continua de la eficacia. De esta forma se lograrán los objetivos marcados, pero no sin dejar de lado la eficiencia en su consecución. Tan importante es cumplir los objetivos como hacerlo sin malgastar los recursos disponibles.
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